Vuelvo a recibir noticias de ti. ¿Qué es lo que pretendes? ¿No has tenido suficiente? Me preguntas si estoy bien. Es evidente que no. Pero la verdadera pregunta es, ¿por qué te preocupas ahora por mí? ¿Desde cuándo te he importado? Puede que de verdad haya significado algo para ti. De hecho me gustaría pensar que así fue, que todos esos momentos dulces de verdad lo fueron para las dos, que la amargura tan sólo nos enturbió todo después. Sabes, te echo de menos. Y es increíble que diga esto después de todo lo llorado, de lo mucho que me he enfadado y jurado y perjurado que no volvería a hablar contigo porque no te mereces ni una palabra mía. Y aquí estoy debatiendo entre si contestarte o no. Porque... ¿qué decirte? ¿Que me has destruido? ¿Que llevo días llorando? ¿Que he querido no volver a saber de ti en mi puta vida? ¿Que te extraño igual y no soporto la idea de haberte perdido? Esto debería llamarse tortura por lo menos. Todos esos recuerdo