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Mostrando entradas de abril, 2017

I have a crush on you

Siempre he renegado de ti. He dicho a todos mil veces que no me gustas, lo imperfecta que eres. Que tienes estrías por todas partes. Que la celulitis se nota a kilómetros en tus muslos. Que tus pechos están caídos y no son estéticos. Que mira con qué cara te levantas, ojerosa y llena de acné. Se podría decir que te odiaba, es más, he llorado muchas veces por tener que soportarte tal y como eres. Porque no se suponía que tenías que ser así. Porque tu barriga no debía formar pliegues al sentarte. Porque una 36 te debía entrar. Porque no deberías tener papada cuando miras hacia abajo. Porque tus piernas son demasiado robustas y descompensan tu cuerpo. Sin embargo, hoy he decidido confesarte mi amor. Perdóname por todo lo malo que pensé de ti. Ni tu celulitis, ni tus estrías, ni tu acné me harán que me aleje de tu lado. Estaré siempre para cuidarte y protegerte hasta el fin de mis días, y jamás haré nada que haga que te vayas de este mundo antes de tiempo.

Como si se hubiera muerto

A veces me encuentro en la tesitura de si es mejor romper. Acabar con todo de vez en cuando soluciona las cosas, arregla la mente, disipa el dolor. El problema viene cuando intentar dejar todo atrás sólo conlleva más amargura.  Viendo 13 Reasons Why me he dado cuenta de que afronto las rupturas como si se tratase de una muerte. Miro todos los recuerdos como si se tratase de la madre de Hannah Baker intentando recomponer la vida de su hija para sacar algo en claro.  Mi metodología es estricta: primero se corta comunicación, en todas las redes sociales, se borra el número de móvil y archivan los chats para evitar tentaciones, y después, si tengo fuerzas, oculto todos los recuerdos hasta el día en que no me hagan daño. La última vez fue la peor. No tenía valor ni de deshacerme de los pósters de la pared. No tirarlos, no, sólo descolgarlos. Me tuve que armar de valor para guardar en carpetas bien ocultas todos mis sentimientos y recuerdos que compartimos. Por fortuna y a pesar de hab

¿Nunca llevo la razón?

Cada vez me planteo de verdad si soy un monstruo. No, no va a coña. Me refiero, hay varias personas que afirman que soy muy intransigente, cabezona y que me cuesta perdonar. Demasiado orgullo para un cuerpo tan pequeño, supongo. La cosa es... Siempre parezco estar equivocada en todo, y ya no sé si es que todos se empeñan en llevarme la contraria o es que simplemente mi opinión resulta ser la errónea en todas las ocasiones. Sí que es cierto que a veces me empecino en cosas aunque sepa que no llevo la razón, y cuando luego las pienso mejor, me doy cuenta de que no debí ser tan testaruda y debería haber pensado mejor las palabras antes de decirlas.  Siento como que impongo una dictadura con mis ideas, que por otra parte me parecen totalmente coherentes, aunque suelen interferir con las ideas de otros, y casi trato de imponerlas aunque ni siquiera sea un asunto que me repercuta, aunque sea por el momento (suelen ser más bien cosas que me joderían a largo plazo). Pero... ¿Por qué ten