A veces me encuentro en la tesitura de si es mejor romper. Acabar con todo de vez en cuando soluciona las cosas, arregla la mente, disipa el dolor. El problema viene cuando intentar dejar todo atrás sólo conlleva más amargura.
Viendo 13 Reasons Why me he dado cuenta de que afronto las rupturas como si se tratase de una muerte. Miro todos los recuerdos como si se tratase de la madre de Hannah Baker intentando recomponer la vida de su hija para sacar algo en claro.
Mi metodología es estricta: primero se corta comunicación, en todas las redes sociales, se borra el número de móvil y archivan los chats para evitar tentaciones, y después, si tengo fuerzas, oculto todos los recuerdos hasta el día en que no me hagan daño.
La última vez fue la peor. No tenía valor ni de deshacerme de los pósters de la pared. No tirarlos, no, sólo descolgarlos. Me tuve que armar de valor para guardar en carpetas bien ocultas todos mis sentimientos y recuerdos que compartimos. Por fortuna y a pesar de haber sido una relación de más de un año, al ser a distancia no teníamos tantos objetos que nos recordaran el pasado aparte de dibujos y algún regalo. Fue fácil hacer como que nada había pasado aparentemente. Me pregunto qué pasaría si todo se vuelve a repetir. Tendría que descolgar nuestras polaroids, guardar nuestro album de recuerdos, los regalos, mi cámara, dejar de jugar a juegos, enterrar mis dibujos y sepultarme a mí misma para esquivar el dolor. Sería casi misión imposible. Además, siempre estaría YouTube para recordarme su voz, y las cosas tan bonitas que me cantaba.
Creo que su voz sería precisamente lo que más me dolería escuchar en el mundo. Ella es una persona escandalosa, y a veces me cuesta lidiar con eso. Soy muy tranquila, necesito mis momentos de paz, y aún así no hay nada que me guste más en este mundo que escucharla. Cuando la escucho cantar, siempre me evado y pienso que va por mí. Que todas las palabras dulces que suelta son porque me extraña y me quiere con locura. Y eso afirma la muy loca. Y de verdad espero que sea verdad, porque a día de hoy, vida mía, nada me dolería más en este mundo que vivir sin ti.
Viendo 13 Reasons Why me he dado cuenta de que afronto las rupturas como si se tratase de una muerte. Miro todos los recuerdos como si se tratase de la madre de Hannah Baker intentando recomponer la vida de su hija para sacar algo en claro.
Mi metodología es estricta: primero se corta comunicación, en todas las redes sociales, se borra el número de móvil y archivan los chats para evitar tentaciones, y después, si tengo fuerzas, oculto todos los recuerdos hasta el día en que no me hagan daño.
La última vez fue la peor. No tenía valor ni de deshacerme de los pósters de la pared. No tirarlos, no, sólo descolgarlos. Me tuve que armar de valor para guardar en carpetas bien ocultas todos mis sentimientos y recuerdos que compartimos. Por fortuna y a pesar de haber sido una relación de más de un año, al ser a distancia no teníamos tantos objetos que nos recordaran el pasado aparte de dibujos y algún regalo. Fue fácil hacer como que nada había pasado aparentemente. Me pregunto qué pasaría si todo se vuelve a repetir. Tendría que descolgar nuestras polaroids, guardar nuestro album de recuerdos, los regalos, mi cámara, dejar de jugar a juegos, enterrar mis dibujos y sepultarme a mí misma para esquivar el dolor. Sería casi misión imposible. Además, siempre estaría YouTube para recordarme su voz, y las cosas tan bonitas que me cantaba.
Creo que su voz sería precisamente lo que más me dolería escuchar en el mundo. Ella es una persona escandalosa, y a veces me cuesta lidiar con eso. Soy muy tranquila, necesito mis momentos de paz, y aún así no hay nada que me guste más en este mundo que escucharla. Cuando la escucho cantar, siempre me evado y pienso que va por mí. Que todas las palabras dulces que suelta son porque me extraña y me quiere con locura. Y eso afirma la muy loca. Y de verdad espero que sea verdad, porque a día de hoy, vida mía, nada me dolería más en este mundo que vivir sin ti.
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