Traicionada.
Tomada del pelo.
Insultada.
Abofeteada por la vida.
Distinta.
Así me siento. Así son las cosas.
No sé qué fue real, no sé qué fue de mi invención.
No sé si mereció la pena.
No creo que mereciera la pena.
Me veo a mí misma y no soy yo, soy otra persona. Más fría, más insensible, con sentimientos que mi yo del pasado nunca podría haber tenido hacia alguien.
Odio.
Nunca, jamás en mi vida, le he deseado mal a nadie. Cuando de verdad deseas infelicidad para una persona te das cuenta de lo que has amado y de lo mal que te han tratado. Cómo han jugado contigo y te han hecho el corazón pedazos intencionadamente. Les diste igual. Completamente igual, aunque te hicieran pensar que eras especial.
Todo esto no me gusta. No me gusta verme así, no me gusta en lo que me he convertido, pero, ¿cómo volver a ser confiado y a enfrentarte a pecho descubierto a un nuevo sentimiento?
Imposible, al menos por ahora.
Penoso.
Triste.
Gilipollas.
Sólo espero que toda tu vida sea como un pedazo de la mía cuando la dejaste hecha mierda.
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